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http://biodescodifica-t.com/2013/09/16/el-amor-y-nuestras-sombras-virginia-blanes-1o-parte/
EL AMOR Y NUESTRAS SOMBRAS – Virginia Blanes – 1º Parte
Es fundamental desaprender los conceptos que tenemos asumidos de forma consciente e inconsciente, para poder diferenciar el ego de la esencia. Una breve revisión de las verdades absolutas que pueblan nuestra mente y una simple interrogación sobre quién las puso allí, pueden hacer temblar los pilares de nuestras creencias. Una vez identificado el ego, se pondrán a tu disposición las herramientas necesarias para educarlo. Conocer y dominar el ego, es la clave para alcanzar la felicidad, entendida como el estado de serenidad continuo.
Virginia Blanes
Durante algunos años busqué mi proyección profesional en el mundo de los negocios. Licenciada en Publicidad y empresaria en diferentes áreas del entorno de la música, reconocí que ese no era mi camino y decidí dedicarme por completo al estudio del ser humano y de las realidades no visibles. Llevo desde 1995 canalizando e impartiendo talleres orientados al crecimiento interior, a la restauración de los valores fundamentales, al conocimiento profundo de cada uno y al desarrollo de la felicidad y de las potencialidades del ser.
Mi percepción de otros planos y de seres espirituales desde mi niñez,
junto a mi inquietud por encontrar respuestas a la complejidad de la
vida, que puedan valer para todos, me han llevado a estudiar: cábala,
astrología, numerología, programación neurolingüística, cromoterapia,
reiki, tarot, cristaloterapia, biodescodificación y diversas terapias
alternativas.
Los cursos, al igual que los viajes que organizo, son muy intensos, profundos, prácticos y vivenciales. En ellos incito a conocerse honestamente, y a buscar un mayor grado de consciencia, comprensión y serenidad. La base de mi trabajo es desmitificar lo que parece inalcanzable, para mostrar la entrada a un mundo donde la espiritualidad es sinónimo de responsabilidad y compromiso con uno mismo. Para ello comparto herramientas eficaces destinadas a alejarse del sufrimiento y acercarse a la consciencia y por tanto a la felicidad.
Ejerzo la espiritualidad práctica. No creo en aquella que sólo sirve para escapar de unas circunstancias insanamente construidas. Creo y confío en la vida en sus múltiples formas, y en ella recorro el sendero de la consciencia, sabiendo que cada paso me sitúa en el principio de un nuevo camino, con todo por aprender. Conozco, desde que era una niña, dimensiones paralelas a la que vemos, a seres alados, a maestros y a otras entidades de las que nunca se habla. De la misma forma, conozco el dolor y el sufrimiento que provocan las emociones, el boicot de la mente y del ego, la derrota, la impotencia, el agotamiento y el temor. Sé que no existen vías rápidas, ni recetas mágicas, no hay caminos estándar, ni nadie que vaya a hacer por mí lo que yo estoy capacitada para hacer. Como, a través del tiempo que llevo dedicándome a esta labor, he ido dándome cuenta de que estas bases son idénticas para todos, promulgo la responsabilidad, la honestidad y la coherencia por encima de cualquier credo. No me adhiero a modas, pues son sólo eso, demasiado temporales y demasiado vacías, mientras lo divino pervive más allá de nuestras necesidades y enquistados dogmas. Tampoco juego a ser maestra ni redentora de nadie. El maestro mayor de cada cual espera ser atendido en su propio corazón. Lo que sí puedo hacer es compartir lo que conozco, lo que he experimentado, sin olvidar que mi camino es sólo mío y cada cual debe seguir el suyo.
Porque comparto con seres sabios, con personas que se han perdido y con aquellos que en verdad quieren volver a ser, sé que más allá de las palabras y las creencias, hay un camino en que la espiritualidad es real. Es real cuando se vive en lo cotidiano y nos sirve aquí y ahora, suceda lo que suceda. Cuando, venciendo al miedo, es capaz de transformar los credos en que hemos estado atrapados y nuestras falsas verdades, para otorgarnos libertad y serenidad.
No vendo recetas fáciles, ni remedios de urgencia, aunque hable de magia, no enseño brujería, aunque hable de otras dimensiones, nunca olvido la madurez y la atención que ésta requiere. Simplemente, procuro mostrar el potencial que se haya escondido en el interior de los que llegan hasta mí y, restaurar las memorias de lo que en el fondo, ya saben. Lo que haga cada uno con esos descubrimientos forma parte de su historia personal.
www.virginiablanes.comLos cursos, al igual que los viajes que organizo, son muy intensos, profundos, prácticos y vivenciales. En ellos incito a conocerse honestamente, y a buscar un mayor grado de consciencia, comprensión y serenidad. La base de mi trabajo es desmitificar lo que parece inalcanzable, para mostrar la entrada a un mundo donde la espiritualidad es sinónimo de responsabilidad y compromiso con uno mismo. Para ello comparto herramientas eficaces destinadas a alejarse del sufrimiento y acercarse a la consciencia y por tanto a la felicidad.
Ejerzo la espiritualidad práctica. No creo en aquella que sólo sirve para escapar de unas circunstancias insanamente construidas. Creo y confío en la vida en sus múltiples formas, y en ella recorro el sendero de la consciencia, sabiendo que cada paso me sitúa en el principio de un nuevo camino, con todo por aprender. Conozco, desde que era una niña, dimensiones paralelas a la que vemos, a seres alados, a maestros y a otras entidades de las que nunca se habla. De la misma forma, conozco el dolor y el sufrimiento que provocan las emociones, el boicot de la mente y del ego, la derrota, la impotencia, el agotamiento y el temor. Sé que no existen vías rápidas, ni recetas mágicas, no hay caminos estándar, ni nadie que vaya a hacer por mí lo que yo estoy capacitada para hacer. Como, a través del tiempo que llevo dedicándome a esta labor, he ido dándome cuenta de que estas bases son idénticas para todos, promulgo la responsabilidad, la honestidad y la coherencia por encima de cualquier credo. No me adhiero a modas, pues son sólo eso, demasiado temporales y demasiado vacías, mientras lo divino pervive más allá de nuestras necesidades y enquistados dogmas. Tampoco juego a ser maestra ni redentora de nadie. El maestro mayor de cada cual espera ser atendido en su propio corazón. Lo que sí puedo hacer es compartir lo que conozco, lo que he experimentado, sin olvidar que mi camino es sólo mío y cada cual debe seguir el suyo.
Porque comparto con seres sabios, con personas que se han perdido y con aquellos que en verdad quieren volver a ser, sé que más allá de las palabras y las creencias, hay un camino en que la espiritualidad es real. Es real cuando se vive en lo cotidiano y nos sirve aquí y ahora, suceda lo que suceda. Cuando, venciendo al miedo, es capaz de transformar los credos en que hemos estado atrapados y nuestras falsas verdades, para otorgarnos libertad y serenidad.
No vendo recetas fáciles, ni remedios de urgencia, aunque hable de magia, no enseño brujería, aunque hable de otras dimensiones, nunca olvido la madurez y la atención que ésta requiere. Simplemente, procuro mostrar el potencial que se haya escondido en el interior de los que llegan hasta mí y, restaurar las memorias de lo que en el fondo, ya saben. Lo que haga cada uno con esos descubrimientos forma parte de su historia personal.
virginiablanesaragon@gmail.com
EL AMOR Y NUESTRAS SOMBRAS – Virginia Blanes – 1º Parte